miércoles, 12 de febrero de 2014

El lobo de Wall Street, excesos y más excesos

  Ayer fui al cine a ver El Lobo de Wall Street. Vi muchas críticas, casi todas ellas muy buenas, aunque algunas otras ponían como punto negativo el exceso que rodea en la película al mundo de las drogas y el sexo. Para nada pensaba que tendrían razón.

  Y es que otras películas del tandem Scorsese-Di Caprio como Infiltrados o Shutter Island me encantaron, al igual que lo ha hecho ésta, pero si pienso fríamente, no creo que las supere.



  Lo más destacable de la película es el papel de Leonardo Di Caprio, que hace tiempo se ha deshecho de su papel de chaval que viaja a América en busca de nuevas oportunidades, y parece que se ha hecho un gran actor. En esta película lo más destacable de Di Caprio es la bipolaridad que rodea el papel al que se enfrenta y que le otorga numerosas oportunidades para bordarlo. Lo mismo pasa del llanto, a la euforia extrema. Da igual, porque lo representa genialmente.

  Otro papel importante es la dura sátira/crítica que se hace al sistema bursátil norteamericano. Cómo la ética en bolsa no importa y cómo el mundo que rodea a Wall Street no es tan bueno como se pinta. Y es que el otro as que se guarda Scorsese en la manga es que la película se basa en una historia real que es lo suficientemente interesante como para atraparte durante tres horas. ¿Cómo te engancha? Gracias a decenas de geniales diálogos, monólogos, una voz en off del protagonista que te saca una carcajada más de una vez, y una narración de la historia muy amena: para nada se para en detalles sin importancia: se vale de esas tres horas para mostrar la historia en sus puntos más interesantes.

  Los actores secundarios también son importantes, y es que casi todos rozan un alto nivel en la interpretación de sus personajes. Destaco al "gordo" de Supersalidos, que de nuevo parece centrarse en un papel como el de la película que le dio la fama, pero con un punto de madurez interpretativa que no poseía en aquella película.



  Hay pocos puntos negativos, la verdad. Uno sería el uso de la cámara lenta en determinados puntos que no me ha gustado para nada, porque relantiza la acción.

  Otro punto negativo, y que ya destaco en el título, son los excesos. Está basada en una historia real, la cual yo no conozco, ¿pero de verdad fue así? La representación del mundo de las drogas es brutalmente dura, pese a que se hace de forma cómica (la escena tras las pastillas Lemmon, pese a ser una de las más divertidas que recuerdo, es durísima), es desmesurada. No digo que no se deba hacer así, pero no entra en mi cabeza que el personaje real acabara como acaban los protagonistas de estas películas.

  El exceso del sexo creo que el director también lo usa como reclamo. Hay escenas que son totalmente imprescindibles para entender la personalidad del protagonista, pero otras que sobran, como la masturbación "del gordo" de Supersalidos, o la escena del avión. Quizás sea el exceso menos excesivo de los que aparecen en la película, pero si que sobran escenas que alargan la película.

  Y ese es el último problema. Con tantos excesos, la película se acaba haciendo larga. 150 minutos podría haber durado perfectamente sin intervenir en el caso real del agente de bolsa. 30 minutos que se podrían haber eliminado de la cinta de escenas sexuales, de ocio... Y no me quejo de los excesos, me quejo de la excesiva duración que se le da a los excesos en la película.

  Pese a todo, para mi una de las mejores películas que he visto últimamente: trabajada, cuidada, mimada... Y excesivamente divertida, lo cual es un exceso que falta hoy en día en muchos trabajos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario